Reforzar estereotipos homofóbicos

Soy gay y a mis amigos y a mí nos gusta con frecuencia  tratarnos de “loca”, “playito”, “mujer” y cosas así. Un día de estos escuché en un programa de radio que esto no está bien aunque yo no le veo nada de malo. ¿Qué me pueden decir?

     Aunque a muchas personas gais les pueda resultar muy normal llamarse entre sí de estas maneras, en realidad, aunque tal vez no lo parezca, lo que están haciendo es reforzar los estereotipos que socialmente se han depositado sobre ellas.  Es importante recordar que estos términos, junto a muchos otros que por lo general se utilizan: “plátano”, “rábano”, “maricón”, “pájaro”, “banano”, etc., tienen como finalidad desvalorizar y denigrar a las personas homosexuales. 

     Es probable que no pocas de estas personas crecieran escuchando con temor, y no pocas veces con profundo dolor a sus familiares utilizar estos calificativos; esperando quizá no ser tratados así por estos(as) jamás. Son las mismas palabras que se utilizan –en nuestras sociedades machistas-, para atacar a un hombre heterosexual en aras de cuestionar su virilidad, de descalificarlo y humillarlo. Hasta hace algunos años, era común escuchar la expresión “qué playada”, para hacer referencia a un acto o una acción mal intencionada por parte de alguien.  

     El hábito de utilizar estos términos por parte de personas homosexuales puede estar condicionado por la homofobia interiorizada. Aunque se dé en un plano de confianza y jovialidad, no deja de evidenciar el reproche y la descalificación de estas personas tanto hacia sí mismas como hacia otras de su misma condición.

 

Publicado en Revista Gente 10

Reforzar estereotipos homofóbicos

Soy gay y a mis amigos y a mí nos gusta con frecuencia  tratarnos de “loca”, “playito”, “mujer” y cosas así. Un día de estos escuché en un programa de radio que esto no está bien aunque yo no le veo nada de malo. ¿Qué me pueden decir?

     Aunque a muchas personas gais les pueda resultar muy normal llamarse entre sí de estas maneras, en realidad, aunque tal vez no lo parezca, lo que están haciendo es reforzar los estereotipos que socialmente se han depositado sobre ellas.  Es importante recordar que estos términos, junto a muchos otros que por lo general se utilizan: “plátano”, “rábano”, “maricón”, “pájaro”, “banano”, etc., tienen como finalidad desvalorizar y denigrar a las personas homosexuales. 

     Es probable que no pocas de estas personas crecieran escuchando con temor, y no pocas veces con profundo dolor a sus familiares utilizar estos calificativos; esperando quizá no ser tratados así por estos(as) jamás. Son las mismas palabras que se utilizan –en nuestras sociedades machistas-, para atacar a un hombre heterosexual en aras de cuestionar su virilidad, de descalificarlo y humillarlo. Hasta hace algunos años, era común escuchar la expresión “qué playada”, para hacer referencia a un acto o una acción mal intencionada por parte de alguien.  

     El hábito de utilizar estos términos por parte de personas homosexuales puede estar condicionado por la homofobia interiorizada. Aunque se dé en un plano de confianza y jovialidad, no deja de evidenciar el reproche y la descalificación de estas personas tanto hacia sí mismas como hacia otras de su misma condición.

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Proyecto de vida lésbico…

Tengo 29 años y salí del closet como lesbiana desde hace 7. Sin embargo, todavía me cuesta imaginarme un proyecto de vida sin casarme y sin tener hijos(as)…

     No pocas veces suele resultar complicado o difícil gestar un proyecto de vida fuera del mandato social de la heterosexualidad monogámica, fuera de la figura del matrimonio y de la tenencia de hijos e hijas.  Esto se debe a que desde muy pequeñas(os) hemos interiorizado este modelo, que es reforzado constantemente en diferentes momentos de nuestra vida por parte de nuestra familia, los(as) amigos(as), la iglesia, los medios de comunicación, etc.

     Sin embargo, sí es posible pensar y llevar a cabo en un proyecto diferente. He escuchado a muchas personas que pertenecen a la Diversidad Sexual decir que han logrado construir estilos de vida que les resultan sumamente satisfactorios, que les ofrecen la posibilidad de realizarse en diferentes ámbitos de su vida y de vivir de forma digna y plena. Con esto no se quiere decir que casarse y tener hijos e hijas esté mal, o que no sea un proyecto de vida válido, claro que lo es… sin embargo, no tiene que serlo necesaria ni obligatoriamente para todas las personas.

     Así como hay personas heterosexuales que han decidido no casarse o casarse y no tener hijos(as), hay personas que pertenecen a la Diversidad Sexual en otros países que se han casado y tenido (o adoptado) sus propios(as) hijos(as). Sí es posible diseñar proyectos de vida satisfactorios y plenos de sentido. Uno de los primeros pasos es que la persona, independientemente de su orientación sexual e identidad de género, se pregunte a fondo quién es, qué considera realmente importante o trascendental en la vida y a qué actividad, oficio o profesión quisiera dedicarse. Si a esta interrogante se responde con honestidad y valentía, es muy probable que sepamos tomar las mejores decisiones.

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Respeto a las muestras de afecto de personas sexualmente diversas

Estoy de acuerdo con que las personas gais y lesbianas se puedan dar muestras de afecto en público (como abrazos y besos) pero en lugares de “ambiente”. En la calle deberían respetar a las personas heterosexuales…

     En realidad me parece que  esta afirmación está fundamentada en una serie de prejuicios. Se habla de guardar el respeto a las personas heterosexuales pero, ¿darse besos y abrazos en público significa realmente un irrespeto? Probablemente alguien podría pensar que sí al considerar a la homosexualidad y al lesbianismo como una especie de aberración, como una desviación inmoral o como una abominación.

     Podría pensarse de esta manera si hemos interiorizado la moral convencional de nuestros sistemas patriarcales, según la cual únicamente la heterosexualidad responde a lo “natural, normal y moral”.  En otras palabras, estamos ante típicas expresiones producto de la homo-lesbofobia social. El irrespeto consiste, más bien, en señalar, reprimir o condenar a las personas gais y lesbianas que se expresan afecto en lugares públicos de cualquier índole.

     Desde una perspectiva respetuosa de la Diversidad Sexual y los Derechos Humanos, todas las personas tenemos el mismo derecho de mostrarnos afecto sin importar nuestra orientación sexual e identidad de género.  Esta es una condición de equidad más que debemos seguir promoviendo quienes creemos en la importancia de crear las bases para generar una sociedad cada vez más justa, solidaria  y respetuosa.

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