Mi pareja me agrede psicológica y físicamente, pero no tengo la fortaleza para dejarlo. ¿Qué puedo hacer?

Por Dr. Erick Quesada R.

Hay que empezar por decir que la violencia en cualquiera de sus expresiones al interior de la pareja: física, psicológica, patrimonial o sexual, no debe aceptarse bajo ninguna circunstancia. Es probable que quien nos escribe siente que no tiene la fuerza para terminar la relación por causa del mismo maltrato psicológico que ha sufrido.

Es común observar, como parte del perfil de la persona agresora, que debiliten emocionalmente a su pareja al minimizar sus logros, criticarla en exceso, descalificarla y humillarla, entre otras acciones. Después de cierto tiempo, la persona agredida tiende a dudar de si lo que le dice su pareja es cierto, e incluso, algunas pueden incluso llegar a creerlo.

Lo mejor que se puede hacer en estos casos es buscar ayuda profesional. El proceso consiste básicamente en reconocer que se está siendo víctima de violencia, y determinar cuál ha sido el impacto de la misma en términos psicológicos. Uno de los objetivos principales es fortalecer la autoestima de la víctima, de tal forma que en algún momento sea capaz de ponerle fin a esa relación.

También es importante revisar el historial de relaciones de pareja con la finalidad de identificar eventuales patrones (en este caso vincularse con personas agresivas), y entender cuál es su origen; esto con la intención de no repetirlos. El respeto es sin duda uno de los pilares de las relaciones humanas, y claro, de las relaciones de pareja.

El maltrato atenta contra la dignidad de las personas, por eso no debemos permitirlo.

Publicado en Revista Gente 10

¿Es posible que si se aprueba la unión civil o las sociedades de convivencia entre personas del mismo sexo, se esté atentando contra la familia y los valores costarricenses?

Por Dr. Erick Quesada R.

En realidad no. Cuando estas ideas son sometidas a un análisis crítico, nos damos cuenta que en realidad no cuentan con ningún fundamento firme y objetivo, aunque sí evidencian la intención promover actitudes homofóbicas en la opinión pública.

Para nadie es un secreto que requerimos de cuestionarnos, como colectivo, nuestro propio sistema de valores. Basta con señalar algunos indicadores de violencia que han venido en aumento para darnos cuenta que necesitamos replantearnos el rumbo que hemos seguido como sociedad en las últimas décadas: violencia intrafamiliar contra la mujer, niños, niñas, adolescentes, personas adultas mayores y hombres; la violencia en las calles; el aumento en las tasas de homicidios, suicidios y muertes violentas; sólo para mencionar algunos.

El reconocimiento del derecho que tienen las personas del mismo sexo a formar una pareja y una familia, y a reclamar las mismas obligaciones, derechos y garantías que la ley otorga a las parejas heterosexuales, descansa en el total reconocimiento de su legitimidad en tanto seres humanos, y esto es una expresión genuina de una valor cada vez más cuestionable en nuestra cultura: el respeto, y más particularmente, el respecto a la diversidad contenida en la humanidad.

Por lo tanto, el reconocimiento de la unión civil o de las sociedades de hecho no haría más que sentar un precedente en esta dirección. Por su parte, nada más falso que pensar que dicho logro atentaría contra la familia costarricense. Sería mejor fijar la atención sobre los indicadores, como los señalados arriba, que sí lo hacen día tras día, y que están fundamentados, ahora sí, en la serie de discursos de corte machista, sexista y religioso que predominan en la actualidad.

Publicado en Revista Gente 10

¿Si una pareja gay cría a un niño, este se convertirá también en gay?

Dr. Erick Quesada R.

Falso. La orientación sexual de una persona no depende de la orientación sexual de quienes lo crían, de lo contrario ¿cómo podríamos explicar que muchísimas personas gays, lesbianas y bisexuales provienen de parejas heterosexuales?

Los estudios más recientes indican que la orientación sexual está condicionada por un número amplio de factores, y se ha descartado que responda, además del punto anterior, a traumas de índole sexual en la infancia o al haber crecido en familias con dinámicas disfuncionales.

Si un niño criado por padres gays resulta ser gay será por múltiples causas. Por otra parte, y gracias a la investigación científica, al día de hoy se ha descartado que los niños y las niñas puedan verse dañados(as) al ser criados(as) por un hombre o una pareja de hombres gays.

En relación con lo anterior, no se ha hallado que presenten en mayor porcentaje una orientación homosexual con respecto a los hijos e hijas de parejas heterosexuales; ni ningún tipo de conflicto relacionado con su identidad de género o de cualquier otra índole en relación con los hijos e hijas de parejas heterosexuales.

Más bien -y esto viene a romper con muchos de los estereotipos que giran en torno a la homosexualidad-, algunos estudios indican que los hombres gays tienden a mostrar un mejor desempeño en su rol paterno con respecto a los hombres heterosexuales.

Publicado en Revista Gente 10

Diferencia entre transgénero y transexual

Por Dr. Erick Quesada R.

El término transgénero significa “lo que va más allá del género”, y se aplica en los casos en que las personas tienen una identidad de género que no corresponde a lo que socialmente se espera;  es decir, cuando un hombre o una mujer no ponen en acto una masculinidad y una feminidad convencionales, sino que se aproximan más a lo establecido para el otro sexo.

En la categoría transgénero están incluidas las personas transexuales, cuya identidad sexual responde a la del otro sexo, por ejemplo, hombres que se sienten mujeres y que desean habitar el cuerpo de una mujer y mujeres que se sienten hombres y desean habitar el cuerpo de un hombre.

En algunos países de Norteamérica, Suramérica y Europa, a estas personas se les practica la Cirugía de Reasignación de Sexo para responder a su necesidad de ser consistentes entre su experiencia interna y su apariencia externa. El término transgénero también incluye a las personas travestis, transformistas e intersexuales. Las primeras son las que se visten y desarrollan un estilo de vida lo más cercano posible al del otro sexo, y a diferencia de las personas transexuales, no suelen experimentar rechazo hacia su cuerpo y sus genitales.

Por su parte, las personas transformistas son aquellas que se visten y actúan como las del otro sexo, pero lo hacen para ocasiones especiales, como lo puede ser una fiesta, visitar un centro social o al participar en un espectáculo. Por último, las personas intersexuales son las que se acostumbraba llamar hermafroditas, y presentan de forma simultánea órganos sexuales masculinos y femeninos, en diferentes grados de desarrollo.

El término Transgénero, junto al de Orientación Sexual, conforman el de Diversidad Sexual.

Publicado en Revista Gente 10