Divorcio y sufrimiento infantil

Manejo de ambos debe ser cuidadoso

Niños siempre sufrirán con separación de padres

• Muchos padres que viven separados por un divorcio o separación hacen partícipes a los niños de sus problemáticas, lo cual afecta seriamente su estado emocional

Angie López Arias
alopez@prensalibre.co.cr

Aunque los niños sean pequeños o más grandecitos, la separación de sus padres siempre les afectará. Por ello es importante que ambos sepan manejar la situación, para que el dolor del menor no se incremente. Algunos padres hacen partícipes a los niños de sus problemáticas, muchos insultan al otro delante de los pequeños o muestran su tristeza ante el hecho, lo cual hace que el estado emocional del niño o del adolescente empeore. Por sí mismo, el divorcio ya es un golpe doloroso para los infantes, porque ven destruida la unión familiar. Además, deben adaptarse a un nuevo estilo de vida, pues de ese momento en adelante deberán acostumbrarse a que mamá o papá ya no vivirá con él. “La separación va a afectar al niño porque sabe que sus padres ya no estarán juntos y permanecen con la ilusión de que los padres se vuelvan a unir. Los padres deben hablar claro con los niños sobre la decisión que tomaron”, explicó la psicóloga clínica Gladys Brenes.

Manejo

Para no afectar a los niños, los padres deben tener un manejo adecuado de la situación, para lo cual deben tener una muy buena comunicación sobre las visitas del niño a la casa del padre o la madre que vive fuera de casa, así como sobre los límites y disciplina del menor. También es importante que al menos en alguna ocasión se reúnan juntos, para que el niño pueda tener momentos para compartir con ambos y no tener que renunciar así a disfrutar de la compañía del otro, sobre todo en ocasiones especiales como cumpleaños o graduaciones, por ejemplo. “Es bueno que los niños sigan manteniendo relación con los familiares de la madre y el padre, y cuidar la estabilidad en cuanto a definir las visitas y las salidas, para no limitar al niño a no ver a alguno de sus padres”, afirmó la especialista. Aunque la situación no dejará de ser dolorosa, es bueno que los padres hagan ver al niño aspectos positivos de la situación, como que podrá tener dos casas, dos habitaciones y compartir con ambos a pesar de que estén separados, con lo que el niño no se sentirá inseguro y podrá asimilar mejor la separación.

Duelo

Los niños siempre experimentarán un duelo con el divorcio de sus padres, aunque algunos más que otros, pero el grado de afectación dependerá de cómo manejen ambos el asunto. A veces los niños se sienten tristes y deprimidos, porque han visto a alguno de los dos sufrir. “El duelo es un dolor por la pérdida del padre o la madre que a veces toma tiempo, dependiendo del manejo que hagan. Se espera que al mes un niño ya pueda volver a divertirse y estar con un comportamiento normal, porque debe ir dando avances a su nivel de aceptación. Lo importante es que sientan que están acompañados y que nunca lo dejarán solo. Los padres deben aclarar al menor que es una decisión de ambos, que no tiene nada que ver con ellos y que nunca le dejarán de amar”, expresó Brenes. Por su parte, el psicólogo Erick Quesada comentó que los pequeños deben pasar por un proceso de elaboración del duelo que se ha generado por la pérdida de la vida en familia, la convivencia y la unión familiar.

Manifestaciones

Los pequeños suelen presentar manifestaciones provocadas por la separación, suelen desarrollar miedos, angustia porque no saben qué viene, se muestran tristes, es probable que bajen el rendimiento académico, que estén ensimismados o bien tengan mala conducta, con el fin de llamar la atención, por lo que se vuelven rebeldes. “Las reacciones van en función del carácter de cada niño. También depende de los términos de la separación, pero aunque reaccionen diferente, ante una separación siempre atraviesan por un periodo de ajuste”, dijo Quesada. Ese lapso puede tardar cierto tiempo, pero a los seis meses se espera que el niño o el joven haya superado la situación. Si este se prolonga y no muestran mejoría o ninguna señal de que están superando la separación, es mejor buscar ayuda. “Todo depende también de la forma en que mamá y papá continúen relacionándose. Si optan por comunicarse de una manera sana será sano para los niños también. Se aconseja que traten de tener una buena comunicación y que lleguen a acuerdos mutuos”, acotó el psicólogo. Un buen manejo hace que los niños se sientan seguros y estables. Si ambos pelean y en el medio están los pequeños, eso acrecentará más el dolor que sienten.

Tomado de www.prensalibre.co.cr

Síndrome del Nido Vacío

Doña María, una señora de 60 años, me consulta porque desde que se casó el último hijo que le quedaba soltero, se ha sentido inútil, deprimida y piensa que ya no es importante para nadie, lo que de paso ha afectado la relación con su esposo.  Lo que doña María presenta es el Síndrome del Nido Vacío, que consiste en una serie de cambios en el estado de ánimo que experimentan muchísimas mujeres luego de que sus hijos se van de la casa.  En buena parte, éste tiene su origen en la educación que las mismas reciben desde niñas, según la cual uno de los roles más importantes, sino el primordial que deben de desempeñar durante su vida, es el de madres.

Esta responsabilidad puede tomar, en promedio, de veinticinco a cuarenta años de la vida adulta de la mujer, pues inicia con la crianza de los hijos y culmina con la satisfacción de muchas de sus necesidades luego de convertirse en adultos, y mientras vivan bajo el mismo techo. Esto hace que muchas mujeres dediquen su vida a su hogar y a quienes le rodean, y que descuiden, en ocasiones por completo, sus propias necesidades, anhelos y aspiraciones.  Me contaba doña María que: “la carga de trabajo es tanta y por tantos años que ni siquiera me acordaba que yo existía. Ahora más bien no sé que hacer con tanto tiempo disponible.”

En este tipo de casos, es de vital importancia que la persona reconozca que ha llegado al final una etapa de su vida, que debe superar esa pérdida, aceptar sus nuevas circunstancias y seguir adelante. A pesar de que al principio no lo consideran así, es mucho lo que estas mujeres pueden hacer para superar este síndrome. Si se trata de una persona adulta mayor, puede integrarse a un grupo que le ofrezca la posibilidad de utilizar su tiempo disponible adquiriendo conocimientos y desarrollando diversas destrezas, como pueden ser artísticas, artesanales o de cualquier otro tipo.  Hay que recordar que el ser humano nunca termina de aprender. Su capacidad para crecer es ilimitada, por lo que esta etapa de la vida, si se asume de manera positiva, puede ser una época para reencontrarse, asumir nuevos retos y disfrutar esta nueva forma de transitar por la vida.

Divorcio e hijos(as)

La decisión de divorciarse no suele ser algo sencillo para una pareja.  Sin embargo, para aquellas que tienen hijos(as), su relación no termina cuando se firma el mismo, sino que apenas empieza, aunque en otros términos. Para los hijos e hijas, el divorcio de sus padres, sobre todo si se trata de niños(as) y adolescentes, puede producir un fuerte impacto emocional. Por lo general es percibido como una ruptura de la familia, y con esto, de la sensación de seguridad y pertenencia que ésta genera.

También, la partida del padre, como por lo general sucede, puede resultar muy dolorosa, e incluso despertar el temor de un eventual alejamiento o abandono por parte de éste. El daño puede ser aún peor cuando son frecuentes las peleas, gritos y ofensas entre la pareja.  Ante esto, los(as) hijos(as) pueden reaccionar de diversas formas, como aislándose al pasar largas horas encerrados(as) en su cuarto y disminuyendo su interés hacia actividades que antes les resultaban muy atractivas. En ocasiones, se tornan agresivos(as) en sus juegos o en el trato con sus compañeros(as) y amigos(as) y con el resto de la familia, y es bastante frecuente que disminuyan su rendimiento académico.

Lo anterior podría ser un indicador de que éstos(as) están sufriendo mucho, y que no existen en la familia los canales adecuados para exteriorizar todo lo que sienten y piensan, así como para recibir el apoyo que necesitan. Esto destaca la importancia de que durante, y luego del divorcio, el padre y la madre encuentren la mejor forma de relacionarse. No son pocas las ocasiones en que los hijos e hijas son utilizados como un medio para continuar con la dinámica de hacerse daño, al atacarse y desacreditarse mutuamente a través de ellos(as). También, se ven muy afectados(as) cuando la madre obstaculiza que el padre pueda verles, o cuando éste de forma intencionada reacciona de forma desinteresada o tardía ante el cumplimiento de algún compromiso o responsabilidad.  De suceder esto, lo más aconsejable es que ambos busquen la ayuda necesaria para aprender a comunicarse, a negociar y a relacionarse respetuosamente, ya no como pareja, sino en su condición de padre y madre de sus hijos(as). A pesar de que el divorcio puede ser en ocasiones la única salida, la responsabilidad de velar por el bienestar emocional de los hijos e hijas permanece intacta, y por muchos años.