Abandono emocional

• Es una forma de maltrato psicológico

Muchos niños sufren abandono emocional

• Este rechazo les produce resentimiento, que van acumulando incluso hasta llegar a la vida adulta

Angie López Arias
alopez@prensalibre.co.cr

Si bien es cierto cubrir las necesidades materiales de los niños es una parte importante de su cuidado, lo es aun más el suplir sus necesidades emocionales para que el menor se sienta querido por su familia. Sin embargo, por diversas razones, son muchos los casos en que los niños no reciben el afecto que requieren y son abandonados emocionalmente, lo cual va creando en ellos ciertos resentimientos que incluso se mantienen durante la adultez. A esta situación se le conoce como abandono emocional, que es una forma de maltrato psicológico que consiste en que las personas encargadas de la crianza de los niños no toman en consideración sus necesidades afectivas. “Puede ser que los padres brinden al niño todo lo material: ropa, útiles, cuadernos o juguetes, pero el problema es que esas necesidades emocionales no han sido tomadas en cuenta”, indicó el psicólogo Erick Quesada. El especialista aseguró que el abandono emocional es un maltrato muy sutil y por ello es difícil detectarlo.

Daño

Según considera el especialista, los niños deben recibir afecto, aprobación, seguridad y pertenencia. Cuando esto falta, los menores no se sienten queridos por sus padres y a partir de ahí comienzan a aparecer una serie de pensamientos que los entristecen. “Al no tomar en cuenta estas necesidades producen un daño emocional que puede ser severo. Son necesidades diarias de las que depende la buena autoestima, la imagen adecuada de sí mismos y un buen autoconcepto, tiene una íntima relación con la confianza en sí mismo, la seguridad y la posibilidad de establecer relaciones interpersonales y personales”, dijo Quesada. El psicólogo comentó que este es un problema muy frecuente y viene desde hace muchos años atrás, pues lamentablemente es parte de los patrones de crianza que no toman en cuenta estas necesidades. “El abandono emocional puede afectar el desarrollo de la personalidad. A nivel de consulta, el porcentaje de casos en que las personas se refieren a este maltrato emocional es muy alto, es un asunto pandémico que se da en todas las clases sociales”, aseguró el especialista. Estos problemas pueden expresarse con depresión, codependencia, contribuye a la violencia intrafamiliar y se manifiestan por vías somáticas.

Impacto

Una vez que el abandono emocional ha impactado negativamente en el niño, este comienza a tener ideas distorsionadas de sí mismo y piensa que no es valioso, se siente inferior a los demás y no merecedor de afecto. No siempre la persona que sufre esta situación va a afectarse o a desarrollar un trastorno, pero sí afecta de alguna forma su calidad de vida, por el contrario si se satisfacen esas necesidades, el niño se sentirá querido y no tendrá ideas malas de sí mismo. “Los padres deben hacer una reflexión interna y responder a la pregunta de si ellos mismos pudieron haberlo sufrido, si siente que alguna necesidad no fue satisfecha, es importante analizar si está reproduciendo ese daño a sus hijos”, aseveró el psicólogo. Muchas veces los padres que no se preocupan por la salud emocional de sus hijos ni por darles afecto es porque tampoco lo recibieron de sus padres cuando eran pequeños, por lo que reproducen esa actitud. Influyen otros factores como los problemas de pareja, violencia intrafamiliar, problemas económicos, cuando los hijos no son deseados o bien cuando no se ajustan a lo que los padres esperaban.

Afecto

Es importante que los niños tengan una buena calidad de vida, pero cuando los padres se preocupan tanto por lo que les puede hacer falta descuidan esa parte emocional, pues no conversan con los pequeños sobre cómo se sienten y no les dan muestras de cariño tan simples como un beso o un abrazo. “El niño debe recibir afecto incondicionalmente, merece cariño por el hecho de existir, no tiene que ganárselo, la aprobación también debe ser incondicional, tanto con sus aspectos positivos como con sus áreas fuertes”, afirmó el especialista. Según Quesada, al niño debe hacérsele sentir que pertenece al grupo familiar, tomarle en cuenta su parecer y validar sus sentimientos, su forma de pensar y no descalificarles. “Son personas vulnerables y dependientes, como parte de su desarrollo evolutivo. Si se les rechaza lo perciben, tienen absoluta capacidad para percibir el ambiente, ya a su nivel van experimentando sensaciones, conforme la edad aumenta lo van elaborando más”, aseguró Quesada. Si un adulto siente haber sido víctima de abandono emocional o bien hay padres que sienten tener esta actitud con sus hijos, es importante buscar ayuda.

Tomado de www.prensalibre.co.cr

Enojo infantil

El enojo en los niños podría ser una manifestación de algo que les está afectando, y que no están logrando enfrentar adecuadamente. Para abordar este tema, es importante empezar por diferenciar el enojo de la malacrianza. El enojo es un sentimiento defensivo que aparece cuando el niño experimenta sentimientos de temor, tristeza, inseguridad o impotencia hacia algo o alguien, y su objetivo primordial es impulsarlo a poner fin a lo que provoca la amenaza.

Por su parte, lo que llamamos malacrianza es una forma inadecuada de reaccionar cuando el niño se siente frustrado.  En este caso, no necesariamente hay un amenaza de fondo, y más bien el niño debe aprender a tolerar la frustración y a actuar de forma asertiva.  Hay diversas situaciones que podrían motivar el enojo en los niños, como cuando están siendo víctimas de una o de varias formas de abuso: emocional, físico, sexual o patrimonial. Esto puede darse tanto en su propio hogar como en cualquiera de los espacios donde se desenvuelve, y puede ser cometido tanto por otros niños como por personas adultas.

Es responsabilidad del padre y la madre, o de las personas encargadas, establecer cuál puede ser la fuente u origen del enojo del niño. Para ello, lo mejor es invitarlos a hablar, ofreciéndoles una escucha activa, respaldo y comprensión. En ocasiones, puede que esto no de resultado, ya que el niño puede experimentar tanto temor, vergüenza o culpa por lo que le está pasando, que le resulta extremadamente difícil referirse al respecto. En este caso, lo recomendable es recurrir a ayuda profesional.  Los padres pueden hacer mucho ante el enojo de los niños. Algo indispensable es que hagan un examen de conciencia y analicen sus propias actitudes hacia éstos. En este sentido, hay que recordar que vivimos en una sociedad adultocentrista, es decir, que gira en torno a la visión del mundo, las necesidades y las expectativas de las personas adultas. Esto puede dificultar que visualicemos a nuestros hijos en su dimensión de niños o niñas, y que invisibilicemos sus derechos, necesidades y anhelos.