Abordaje psicoterapéutico de la homofobia

La homofobia internalizada es resultado de la homofobia social. Cuando la persona se reconoce como gay, lesbiana, bisexual y/o transgénero puede dirigir hacia sí misma una serie de sentimientos que genera la homofobia social, como el odio, el rechazo y el miedo, lo que a su vez podría afectar gravemente su autoestima y auto concepto.

En psicoterapia el tratamiento inicia por desmitificar, o someter a un análisis riguroso, los prejuicios y estereotipos sobre los que descansa la homofobia social, para determinar que se trata de ideas infundadas desde el punto de vista científico. Luego, por lo general, se entra en una etapa donde se aborda el impacto emocional de la homofobia internalizada, y cómo ha podido afectar a la persona.

Cuando se comprende que no hay motivo alguno para sentir rechazo, miedo o culpa por la propia orientación sexual y/o identidad de género, es factible entonces revisar temas como relaciones de pareja y proyecto de vida. Esto porque, como sabemos, estas dos áreas tan importantes de la vida están condicionadas por códigos heteronormativos en nuestra sociedad, por lo que hay que reconsiderarlas desde la perspectiva del estilo de vida que cada persona decida tener.

El abordaje también puede implicar tocar temas tan importantes como las relaciones familiares, las relaciones con compañeros(as) de estudio y trabajo y la vivencia de la espiritualidad como una necesidad humana. La homofobia interiorizada se puede superar. Las ganancias y ventajas de hacer este trabajo son de incalculable valor, puesto que se sientan las bases que sustentarán no solo la auto aceptación, sino también del orgullo y la satisfacción de ser quien se es.

Publicado en Revista Gente 10

¿Pueden hacer algo los padres y madres de gays y lesbianas más allá de aceptarles como son y apoyarles en sus decisiones?

Dr. Erick Quesada R.

Definitivamente sí. Existen el en mundo diferentes grupos de padres, madres y amigos(as) de personas gays, lesbianas, bisexuales y transgénero que dan una gran lucha para que los derechos de sus hijos e hijas y amigos(as) sean reconocidos.

Por ejemplo en 2007, se realizó en Montevideo, Uruguay, la III Convención Internacional de Familias por la Diversidad Sexual, que en esa oportunidad se denominó “Unidad Familiar en la Diversidad”. En esa ocasión tuve la oportunidad de representar al país como colaborador del Centro de Investigación y Promoción para América Central en Derechos Humanos (CIPAC).

Fue realmente enriquecedor escuchar la experiencia de muchos padres y madres de países como España, México, Argentina, Brasil y Colombia, entre otros, narrar sus experiencias en torno a su necesidad de organizarse para hacerse escuchar y promover la toma de conciencia en sus respectivos países sobre el impacto de la homofobia social y el profundo daño que puede causar a las personas que pertenecen a la Diversidad Sexual.

Las acciones a tomar pueden ser variadas; algunos padres y madres forman grupos de apoyo para otros padres y madres que recién se han dado cuenta de la orientación sexual de su hijo o hija; otros deciden acudir a medios de comunicación para denunciar situaciones de discriminación y otros dictan charlas de sensibilización sobre la temática.

En Costa Rica todavía no contamos con grupos de este tipo, a pesar de la gran importancia del trabajo que realizan.

Publicado en Revista Gente 10

Mi pareja me agrede psicológica y físicamente, pero no tengo la fortaleza para dejarlo. ¿Qué puedo hacer?

Por Dr. Erick Quesada R.

Hay que empezar por decir que la violencia en cualquiera de sus expresiones al interior de la pareja: física, psicológica, patrimonial o sexual, no debe aceptarse bajo ninguna circunstancia. Es probable que quien nos escribe siente que no tiene la fuerza para terminar la relación por causa del mismo maltrato psicológico que ha sufrido.

Es común observar, como parte del perfil de la persona agresora, que debiliten emocionalmente a su pareja al minimizar sus logros, criticarla en exceso, descalificarla y humillarla, entre otras acciones. Después de cierto tiempo, la persona agredida tiende a dudar de si lo que le dice su pareja es cierto, e incluso, algunas pueden incluso llegar a creerlo.

Lo mejor que se puede hacer en estos casos es buscar ayuda profesional. El proceso consiste básicamente en reconocer que se está siendo víctima de violencia, y determinar cuál ha sido el impacto de la misma en términos psicológicos. Uno de los objetivos principales es fortalecer la autoestima de la víctima, de tal forma que en algún momento sea capaz de ponerle fin a esa relación.

También es importante revisar el historial de relaciones de pareja con la finalidad de identificar eventuales patrones (en este caso vincularse con personas agresivas), y entender cuál es su origen; esto con la intención de no repetirlos. El respeto es sin duda uno de los pilares de las relaciones humanas, y claro, de las relaciones de pareja.

El maltrato atenta contra la dignidad de las personas, por eso no debemos permitirlo.

Publicado en Revista Gente 10

¿Es posible que si se aprueba la unión civil o las sociedades de convivencia entre personas del mismo sexo, se esté atentando contra la familia y los valores costarricenses?

Por Dr. Erick Quesada R.

En realidad no. Cuando estas ideas son sometidas a un análisis crítico, nos damos cuenta que en realidad no cuentan con ningún fundamento firme y objetivo, aunque sí evidencian la intención promover actitudes homofóbicas en la opinión pública.

Para nadie es un secreto que requerimos de cuestionarnos, como colectivo, nuestro propio sistema de valores. Basta con señalar algunos indicadores de violencia que han venido en aumento para darnos cuenta que necesitamos replantearnos el rumbo que hemos seguido como sociedad en las últimas décadas: violencia intrafamiliar contra la mujer, niños, niñas, adolescentes, personas adultas mayores y hombres; la violencia en las calles; el aumento en las tasas de homicidios, suicidios y muertes violentas; sólo para mencionar algunos.

El reconocimiento del derecho que tienen las personas del mismo sexo a formar una pareja y una familia, y a reclamar las mismas obligaciones, derechos y garantías que la ley otorga a las parejas heterosexuales, descansa en el total reconocimiento de su legitimidad en tanto seres humanos, y esto es una expresión genuina de una valor cada vez más cuestionable en nuestra cultura: el respeto, y más particularmente, el respecto a la diversidad contenida en la humanidad.

Por lo tanto, el reconocimiento de la unión civil o de las sociedades de hecho no haría más que sentar un precedente en esta dirección. Por su parte, nada más falso que pensar que dicho logro atentaría contra la familia costarricense. Sería mejor fijar la atención sobre los indicadores, como los señalados arriba, que sí lo hacen día tras día, y que están fundamentados, ahora sí, en la serie de discursos de corte machista, sexista y religioso que predominan en la actualidad.

Publicado en Revista Gente 10