Espacio para uno

• Es indispensable disfrutar de ese espacio individual

Tiempo para sí mismo es vital para enfrentar el día a día

• Las personas trabajan, estudian y cumplen con múltiples responsabilidades pero se olvidan de sí mismas, es por ello que es necesario que tomen un tiempo para estar solas

Angie  López  Arias
alopez@prensalibre.co.cr
Foto: Photos.com

No importa si se trata de leer un libro, escuchar música, someterse a tratamientos de belleza, hacer deporte o simplemente pensar, lo cierto es que todas las personas necesitan de un espacio individual con el fin de que puedan reencontrarse consigo mismas.

Todo se preocupan por el trabajo, el estudio, la familia y demás obligaciones, pero se olvidan de sí mismos hasta que llega un momento en que no pueden más con tanta tensión, por eso tomar un tiempo para disfrutar de la propia compañía es una oportunidad para cargar baterías.

Ese espacio permite que las personas se relajen, retoman su camino, se planteen metas y descarguen el estrés en el que están sometidas, de ahí que se convierta en una gran necesidad vital para tomar fuerza y continuar, de lo contrario, podría ser más difícil vivir placenteramente.

“Un espacio individual es un derecho y una necesidad de toda persona pero en el mundo en que vivimos no se le da importancia que merece. En él la persona carga baterías para enfrentar el día a día y hace lo que le gusta logrando un mejor estado de ánimo”, explicó el psicólogo de Enfoque a la Familia, Luis Diego González.

Disfrute

La idea es que la persona haga lo que realmente le guste y le satisfaga, es como una terapia que permite una mejor condición de salud física y mental al punto que una especia de “medicina preventiva” contra la depresión, también influye para lograr el desarrollo personal.

“Es una necesidad no es antagónico ni tampoco ese espacio se convierte en un enemigo de la familia o la pareja, en la vida hay que tener un equilibrio de las diferentes áreas porque cada una de ellas es fuente de realización y satisfacción. Mi mejor amiga o amigo soy yo, es trabajar por la propia estima”, indicó González.

El especialista comentó que el dedicar un tiempo para sí mismo ayuda en el estado anímico lo que le hace tener una mentalidad más positiva para resolver problemas, reduce el estrés, permite incluso un mejor funcionamiento del cuerpo, y se tiene nuevas energías para retomar todo de nuevo.

Ese espacio individual debe dedicarse a lo que guste y permita la satisfacción, ya sea tener pasatiempos como leer un libro, jugar, coleccionar artículos, hacer actividad física, o bien, recurrir a prácticas de cuidado personal como arreglarse las uñas o el pelo, por ejemplo.

Decisión

El especialista indicó que es necesario que las personas tomen la decisión de alejarse por un momento de la rutina diaria, de lo contrario el ritmo de la vida les absorberá y vendrán las excusas y pretextos como el que no hay tiempo o que hay cosas más importantes que hacer.

“Si se quiere tomar un tiempo individual hay que sacrificar algo, no tiene por qué ser amplio, puede ser por ejemplo dedicarse una hora diaria para sí mismo la cual debe ser respetada por los demás a menos que sea una emergencia, sino no tiene que ser interrumpida”, aseveró.

González comentó que erróneamente, muchos juegan un papel de sacrificados siendo aquellos que ayudan a los demás y le dan apoyo cuando lo necesitan, pero no se ocupan de sí mismos por estar pendiente de quienes le rodean, si silo se dedican a rescatar a los demás, llegará el momento en que se agotarán física y emocionalmente.

“Hay que pensar que si quiero ayudar a los demás primero debo ayudarme a mí mismo y enriquecer mi vida y solo a través de ese espacio individual lo logra. Debemos existir de diferentes maneras: como padres, hermanos, cónyuges y amigos, pero la primera existencia es como individuos, por eso debemos chinearnos y darnos nuestros gustos, es como una bocanada de aire para seguir luchando”, recomendó González.

Hábito

Para el psicólogo, Erick Quesada, ese espacio individual debe convertirse en un hábito porque es una forma en que las personas pueden entrar en contacto consigo mismas en momentos de gran necesidad porque predomina el estrés y la tensión, estas situaciones hacen que se pierdan de vista.

“Vivir bajo estrés y cumpliendo con diversas responsabilidades hace que las personas pierdan de vista lo que quieren, lo que sienten y olviden sus propias necesidades, eso hace que vivan con más tensión y se vuelvan irritables, porque eso es importante recurrir a esos mecanismos”, aseguró Quesada.

El decir que no se tiene tiempo es para Quesada una excusa porque el tiempo existe, simplemente hay que organizarse y priorizar, además, es importante diferenciar entre lo urgente y lo importante para poder establecer que es lo que verdaderamente se puede dejar de lado. “Casi siempre andamos con mil cosas urgentes en la cabeza pero realmente no distinguimos lo que es importante y eso es sacar un tiempo para uno mismo, algunos tienen dificultades para administrar el tiempo y otros rehuyen el contacto consigo, pero es necesario ese reencuentro”, manifestó el psicólogo.

Tomado de www.prensalibre.co.cr

Ser o tener

Si a usted le pusieran a escoger qué prefiere entre: ser una persona más feliz, autorrealizada, solidaria y que sabe qué es realmente lo que quiere en la vida o, tener mucho dinero, poder, estatus y reconocimiento, ¿qué escogería?  Probablemente, como muchas otras diría: ¡las dos cosas! No obstante, en la práctica, el asunto no resulta sencillo. Ser y tener, en nuestra sociedad, encierran valores muy diferentes.

El tener es aquello hacia lo que hemos sido educados. Se nos inculca desde pequeños que el éxito en la vida está en función de lo que se llegue a tener, por ejemplo, una profesión y ser exitoso en ella. Aunado a lo anterior, dinero para llevar un estilo de vida fundamentado en el consumo, es decir, en el acto de acumular más y más bienes; a pesar de no necesitarlos realmente la inmensa mayoría de las veces. Además, tener un lugar dentro del grupo de personas que llevan este tipo de vida y ser reconocido por ello.  Este “ideal” de vida descansa sobre una serie de valores como los del individualismo, el egoísmo y una fiera competitividad. Se fundamentan, en un apego enfermizo a lo material y en una necesidad compulsiva de tener cada vez más; muchas veces sin importar quienes podrían verse afectados por las consecuencias (muchas veces somos nosotros mismos y nuestras familias). Según esta forma de ver el mundo, la persona siente que adquiere valor porque tiene.

Cuando hablamos del ser, hablamos del poder o de la capacidad para ser críticos de la sociedad en la que nos toca vivir, de distinguir lo efímero y banal de lo que es realmente importante en la vida. Hablamos del valor inherente a la capacidad para ser cada vez más auténticos y de hacer realmente lo que nuestras vocaciones nos dictan hacer, aunque no ganemos tanto como “deberíamos”, según se nos dicta socialmente. Incluye, también, la capacidad de reconocer las necesidades humanas que son realmente importantes y de comprometernos  -desde el quehacer de cada cual- con causas que busquen mitigar el sufrimiento humano y crear mejores condiciones de vida; lo que equivale a incorporar a nuestras vidas el inmenso valor del servicio.  No es que no se deba tener dinero, el asunto es preguntarnos para qué lo queremos: para sentir que tenemos un lugar y un valor ante nosotros mismos y ante los demás o como una plataforma que nos facilite desplegar, permanentemente, nuestra capacidad para ser.

¿Se puede ser feliz?

La respuesta a esta pregunta está en función de lo que se entienda por felicidad.  Si se le define como la ausencia de cualquier tipo de molestia o frustración, o como cuando todo funciona perfectamente, lo que pueden existir son únicamente momentos felices, los que, dicho sea de paso, serían bastante escasos. Si se asocia la felicidad con el logro de una meta, la felicidad durará poco, ya que la emoción es pasajera y probablemente a los pocos días o semanas estaremos pensando en qué otra cosa podremos encontrarla.

Por su parte, la gran mayoría de las personas piensan que serían felices si tuvieran mucho dinero, pues les daría la posibilidad de tener todo lo que quisieran y vivir una vida placentera y tranquila. Sin embargo, y como dice el refrán popular, “mientras más se tiene más se quiere,” por lo que muchas personas adineradas lejos de disfrutar su dinero viven pensando y preocupándose por cómo multiplicarlo.  Además, el dinero no puede comprar la paz interior ni la alegría de vivir.  Si vemos la felicidad como una actitud ante la vida, es muy posible que se convierta en una realidad.  No implica ausencia de sufrimiento ni de obstáculos en la vida, pero sí una forma de asumirlos y de darles un significado del cual se pueda desprender un aprendizaje.

Tampoco tiene que consistir en un sentimiento de alegría desbordante. Más bien se asocia con sentimientos como paz, tranquilidad, contentamiento y completud. La felicidad puede acompañarnos mientras alcanzamos aquello que nos propusimos; hemos sido educados para lograr metas, pero no para disfrutar del camino que nos lleva a éstas.  Lejos de depender del hecho de tener y acumular, la felicidad descansa más bien en el desarrollo de cualidades como la compasión, la tolerancia, el respeto y  la solidaridad, así como de la capacidad de amar y de disfrutar de lo simple y lo cotidiano. Algo para lo que no se necesita más que el deseo y la voluntad de transitar por ese camino.

Éxito personal

• Se logra por medio del conocimiento

El éxito personal está en sus manos

• Más que dinero, éxito o cosas materiales, la realización personal se alcanza cuando la persona está haciendo lo que le gusta y siente que su vida realmente tiene sentido

Angie López Arias
alopez@prensalibre.co.cr

Pueda que alguien tenga dinero, éxito, reconocimiento y grandes cosas materiales pero no se sienta satisfecha, y es que lejos de lo que se piensa, la realización personal se logra cuando la persona hace lo que le gusta y por ello siente que su vida tiene sentido. Aunque esto parezca una utopía en medio de un mundo agitado, materialista y lleno de demandas sociales, es fácil de lograr y solo requiere del conocimiento propio, de la superación de ciertas limitaciones y el descubrir de la verdadera importancia del presente, sin vivir en el pasado ni llenarse de preocupaciones con el futuro. “La realización personal se logra cuando la persona es capaz de hacer aquello que le da sentido a su vida y cuando hace aquello que considera es lo que más le gusta pero que han dejado de lado para cumplir con lo que establece la sociedad y por eso hacen algo que no les llena”, dijo el psicólogo del Centro Bienestar, Erick Quesada. Con el fin de que las personas puedan conocerse aún más y saber cómo tomar decisiones para vivir más realizadas y plenas, a partir del próximo martes 12 de febrero y hasta el 11 de marzo se realizará el taller “El a, b, c, de la realización personal” en las instalaciones del centro en Barrio California.

Relación personal

El primer paso para alcanzar la realización personal es el autoconocimiento y para ello es necesario reconocer cuáles son los miedos y las inseguridades que afectan a la persona y que no le permiten continuar con sus vidas de la forma en que quisieran hacerlo. Ese autoconocimiento lleva a las personas a tener una buena calidad en las relaciones consigo mismos, para que la esencia de cada uno no se pierda en el camino sino que por el contrario esté cada vez más conciente de quién es y qué es lo que quiere hacer en su vida. “Los mismos mandatos sociales nos hacen distanciarnos de nosotros mismos, lo cual provoca que la relación que sostenemos con nosotros mismos se deteriore, lo que dificulta que nos percatemos con facilidad de lo que queremos. En este momento tenemos una relación donde nos esforzamos a nosotros mismos a hacer lo que no queremos y postergar lo que sí queremos realizar”, explicó Quesada. De esta manera, las relaciones no son de buena calidad, las personas viven reprochándose a sí mismas y criticándose por lo que hacen en sus vidas, quisieran hacer todo aquello que les gusta pero viven pensando en el que dirán de los demás y cumpliendo los mandatos que dictan lo que hay que hacer y cómo hacerlo.

Requisito

Según Quesada, el requisito principal para la realización personal es el conocerse a sí mismo porque de esta forma, las personas sabrán con certeza que les hace feliz y que es lo que creen que dará sentido a sus vidas. “Lo que nos dificulta conocernos a nosotros mismos son las demandas sociales, así lo van encausando a las personas hacia un ideal pero van perdiendo de vista quiénes son, pesa más lo que se pide y se deja en segundo lo que realmente queremos. Cada ser humano tiene habilidades y potencialidades y lo ideal es que eso lo exploten pero a veces se reprime”, aseveró el psicólogo. Según el especialista, el acceder a las demandas sociales es un comportamiento que se adquiere en la infancia porque en esta etapa las personas son dadas a acceder a los demás por una necesidad de aprobación y por eso, al llegar a adultos están más que programadas para cumplir con lo que dicta la sociedad. “En el taller hacemos un ejercicio para reencontrarnos con el niño interno que es la parte que tenemos olvidada y relegada, está en un segundo plano. Cuando hablamos de realización personal es indispensable que recuperemos las características de nuestro niño interno”, explicó Quesada.

Liberación

Otro de los pasos importantes para lograr esa realización personal es la liberación y para ello se plantea que la persona debe renunciar a esos mandatos y empezar a ser más consecuente consigo mismo. Es importante reconocer cuáles son las necesidades emocionales que hacen que las personas continúen buscando la aprobación de otros, esto puede ser el reflejo del miedo a perder seguridad, a la reprobación y a la crítica de otros alrededor. “Se busca propiciar que la gente se encuentre con sus deseos y anhelos para que vayan identificando las acciones que deben tomar para poder hacerlos realidad. Es necesario reconocer los miedos, las inseguridades, reconectarnos con los deseos y anhelos e identificar las acciones que nos permiten ir hacia lo que queremos”, dijo Quesada. El psicólogo recomendó que también las personas redefinan quiénes son porque no todo es dinero, éxito o estatus social por lo que deben otorgarle sentido a sus vidas, es ahí donde radica la felicidad, lo cual no es un momento sino un proceso de ir alcanzando las metas que propuestas. También, el potencial del presente juega un papel importante y para eso es importante vivir y disfrutar el aquí y el ahora.

Tomado de www.prensalibre.co.cr