Cómo hablar de la orientación sexual gay

Tengo 18 años y siento que necesito decirle a mi familia y a muchos de mis amigos que soy gay. ¿Cuál es la mejor manera de hacerlo?

     Comunicar esto a la familia y a los amigos(as) es una decisión muy importante, por lo que hay que tomar algunos aspectos en consideración. Lo más recomendable es estar preparado para la reacción que estas personas tan importantes emocionalmente puedan tener. Se han visto muchos casos en los que los(as) familiares o amigos(as) han reaccionado con enojo y rechazo.

     Si la persona que comunica su orientación sexual no está preparada esto puede significar un duro golpe emocional. Parte de la preparación para hablar de esto es tener claro cuáles podrían ser las diferentes reacciones que podría enfrentar, y de qué manera actuaría ante las mismas. En algunos casos, cuando las familias son muy homofóbicas, reaccionan incluso pidiéndole a la persona que se vaya de la casa o prohibiéndole que lleven a otras personas como él o ella.

     Ante situaciones como estas, la persona debe estar muy clara sobre qué hará, por lo que en este caso es importante conversar con otras personas que ya hayan pasado por lo mismo o buscar consejería profesional. Por otro lado, en el caso de los(as) amigos(as), hay que tomar en cuenta la cercanía con estos(as) antes de comentarles al respecto. Si la persona a la que se le va a contar no es muy cercana, podría ser que no sienta la consideración de no comentarles a otras que no se desea que sepan.

     Es preferible conversarlo inicialmente con amigos(as) cercanos(as), con quienes se tenga la confianza de que no lo van a divulgar. Aceptar la orientación sexual no heterosexual es un gesto de consistencia y amor propio, de auto determinación y honestidad consigo mismo(a) que sin duda traerá una serie de consecuencias positivas a lo largo de la vida.

Publicado en Revista Gente 10.

Transexualidad

Tengo un amigo hombre que no se siente cómodo con su cuerpo, lo rechaza porque dice que realmente se siente una mujer. Además, dice que las mujeres le atraen mucho sexualmente, pero que cuando se imagina que está con una haciendo el amor, no se ve como hombre sino en el cuerpo de una mujer. ¿Cómo se explica esto?

     Probablemente estemos frente al caso de una persona transexual. La transexualidad es una expresión de la amplia gama de manifestaciones de la identidad de género (en este caso transgénero), que consiste en que la identidad sexual de la persona no corresponde con su sexo biológico. Es decir, en este caso, tenemos a una persona con sexo biológico de hombre, cuya identidad sexual es de mujer, lo que explicaría que la persona de este caso no se siente cómoda y rechaza su cuerpo de hombre argumentando que se siente una mujer.

     Por otra parte, está el tema de la orientación sexual. Todo parece indicar que esta mujer (decimos mujer porque se parte del respeto a la identidad sexual de cada persona) tiene una orientación sexual lésbica, dado que le atraen las mujeres sexualmente y tiene fantasías sexuales con éstas. Si se observa en las mismas en el cuerpo de una mujer es porque esta imagen corresponde con su identidad sexual, siendo desde su subjetividad, una imagen totalmente consistente. Una situación como esta puede generar fuertes confusiones a quienes la presenten, por lo que lo más recomendado es buscar ayuda por parte de algún(a) profesional debidamente capacitada y sensibilizada en este tipo de temas.

      Como ya hemos mencionado antes, este tipo de expresiones de la sexualidad humana no implican ningún tipo de patología o anormalidad desde el punto de vista científico.

Publicado en Revista Gente 10

Niños/as con comportamiento de género variante

Tengo un hijo de 7 años y estoy casi seguro de que es gay. Lo he sorprendido varias veces vestido de mujer, incluso maquillado y con collares. Hace poco, me dijo que quería salir a la calle vestido de esa manera. ¿Qué le puede estar pasando? ¿Qué puedo hacer?

 

     No podría afirmarse con contundencia que este niño es gay, pero es muy probable que estemos ante un niño con comportamiento de género variante. En estos casos, el niño o la niña pareciera sentirse más cómodo(a) vistiendo la ropa y asumiendo los roles propios del otro sexo. Es común encontrar, en el caso de los varones, que se identifiquen con princesas, se dibujen vestidos de mujeres y  muestren interés por los temas propios de las niñas de su edad. Incluso, en algunos casos, solicitan a sus seres queridos que no les llamen con  su nombre original, sino con uno de mujer.

 

     Esta situación suele asustar mucho a los padres o personas encargadas, pues tienden a pensar que han cometido un grave error que se manifiesta en este tipo de conductas; sin embargo esto no es cierto.  El comportamiento de género variante es una expresión de la sexualidad humana, no podemos calificarla de anormal o enfermiza de buenas a primeras. En estos casos, es de vital importancia que el padre, la madre o las personas encargadas se informen adecuadamente.

 

     Es preferible buscar a profesionales bien capacitados(as) y sensibilizados(as) que ofrezcan respuestas con fundamento científico, desde un enfoque respetuoso de los derechos humanos de las personas menores de edad.  Por desgracia, al existir todavía tanto desconocimiento sobre este tipo de casos, no sería de extrañar que se interprete de manera errónea, lo que podría dañar seriamente la autoestima del niño. Tal sería el caso de un abordaje psicoterapéutico que busque el origen de la “patología”; que pretenda modificar la conducta “anormal” o que incluso lleve este tema al plano de lo moral.

 

     Es estos casos, es de vital importancia el respeto a la identidad de género que presente el niño o la niña. Responde al derecho a la identidad. En este caso específico, el niño simplemente está respondiendo a sus propias tendencias, a sus necesidades y motivaciones, eso es todo. Es el entorno “diverso fóbico” el que reaccionará desde el desconocimiento y el prejuicio; probablemente rechazando y discriminando a este niño, lo que sin duda podría también dañar su autoestima y autoimagen. 

 

     Solo se conoce una actitud que los padres y madres deben asumir ante estos casos: apoyo total e incondicional ante sus hijos e hijas. Aunque suele ser un proceso muy duro, producto de la propia “diverso fobia”, se ha visto como padres y madres no solo logran comprender en buena medida lo que sucede con sus hijos(as), sino que también logran superar los mitos y estereotipos que giran en torno a este tipo de expresiones de la sexualidad, permitiéndoles aceptarles sin condiciones.

 

     Luego, viene un trabajo arduo de defensa de sus derechos. Uno de los espacios en los que más esfuerzos hay que hacer es en el centro educativo y, claro, en el grupo familiar. Según estudios realizados, algunos niños(as) con comportamiento de género variante cambian sus conductas con el paso de los años. Todavía no hay una explicación clara y convincente sobre lo que produce este tipo de expresiones, pero sí sabemos que no se trata, científicamente hablando, de algo enfermizo o anormal y que, ante todo, la prioridad será siempre velar por el debido cumplimiento de sus derechos. 

 

     Es maravilloso conocer padres y madres de niños y niñas que presentan esta condición, sobre todo cuando han avanzado en el proceso de comprensión y aceptación de sus hijos(as) y están ya fortalecidos(as). Muestran un claro y pleno convencimiento de que lo más importante es el amor hacia estos(as), y que cualquier obstáculo que esta sociedad “diverso fóbica” pueda poner en el camino no será nunca más fuerte que el mismo.

Activismo: «en contra de» o «a favor de…»

Me gusta el tema de los derechos humanos de las personas sexualmente diversas, pero en ocasiones, al escuchar a algunos activistas, me da la impresión de que se manejan desde el enojo y resentimiento. ¿Me pregunto si estas luchas podrán darse con un menor desgaste emocional?

 

     Hay que iniciar diciendo que se debe reconocer la vital importancia de las luchas que se dan en dirección de reivindicar los derechos humanos de las personas sexualmente diversas. Sin embargo, este trabajo puede hacerse, por decirlo de alguna manera, colocándose desde diferentes posiciones emocionales.  No vamos a decir que no es indignante y que no produce mucha cólera escuchar a personas que -valiéndose de un cargo público, un liderazgo dentro de una iglesia o incluso respaldadas por su rango de científicos/as-,  se atreven a emitir una serie de ideas o valoraciones morales que no hacen otra cosa más que reforzar los mitos y estereotipos que se han depositado históricamente sobre esta población.

 

     Ese enojo es muy válido y es una señal inequívoca de que se es consciente del daño y el sufrimiento que producen a estas personas y a sus seres queridos. Tal vez, la pregunta que cabe hacerse en este punto es: ¿debe desarrollarse el activismo fundamentalmente desde la indignación o puede ser asumido desde una dinámica emocional que incluso podría ser más funcional y beneficiosa en términos de calidad de vida?

 

Estar “en contra de” versus estar “a favor de”

     Una vez escuché a una amiga activista en el área de los derechos sexuales y reproductivos decir algo que luego me pareció muy cierto. Dijo que las y los activistas tenían que cuidarse mucho, pues el trabajo que hacen es muy importante.  Explicó que no solo es un asunto de cuidar la salud física, sino que también la emocional. Claro, ella sabía muy bien que el activismo suele ser muy cansado y en ocasiones frustrante.

     Lo que más me gustó fue cuando dijo: “tenemos que cuidarnos mucho, porque no somos muchas las personas que estamos en esto, y son mucho los cambios que tenemos que impulsar.”  Sin duda hay que tener muy claro aquello que queremos cambiar; cuáles son las diferentes formas de discriminación y violencia que no quisiéramos ver más; pero también es muy importante tener claro con qué estamos a favor.

 

El caso de los/as familiares y amigos/as de las personas sexualmente diversas…

    Por lo general estos grupos denuncian situaciones de discriminación, hacen incidencia política y expresan en medios de comunicación su determinación por hacer valer los derechos de sus familiares y amigos/as.  Pero también puede observarse con claridad que lo que en última instancia les motiva a realizar todo este trabajo es el amor hacia sus seres queridos; su deseo por acompañarles en el proceso por aceptarse total e incondicionalmente.

 

     Es evidente que desean que puedan expresar su sexualidad de forma libre, que puedan llevar el estilo de vida que más se ajuste a sus características y necesidades.  En las reuniones de este tipo de grupos hay espacio para muchas cosas: para denunciar, para el desahogo y para la comprensión del daño que los estereotipos sociales pueden producir a pesar de que son infundados. Sin embargo, lo que siempre termina predominando es la certeza de que es posible neutralizarlos y desarticularlos a través de la unión, la solidaridad y el amor. 

 

     Son muchas las ventajas que conlleva asumir el activismo desde esta posición. Por un lado, no se le estaría dando más importancia de la necesaria a quienes siguen intentando a toda costa que la ignorancia y el odio sigan predominando en torno a la diversidad sexual; se estaría modelando ante la opinión pública una actitud más orientada hacia el amor y el respeto hacia las personas sexualmente diversas y probablemente esto se expresaría en una mejor salud emocional,  lo que a su vez se es una condición idónea para este tipo de trabajo. Como dijo un amigo días atrás: “no le prestemos a las personas homo-lesbo-bi-trans-inter-fóbicas más atención de la necesaria; concentremos nuestros esfuerzos en informar, sensibilizar y modelar esta manera de comprender la diversidad sexual. Siempre logra más el sí que el no; el amor que el odio…”